Obras de Kohen en galería porteña

08/Mar/2011

El País, Jorge Abbondanza

Obras de Kohen en galería porteña

La artista luego abre muestras en Miami y San Pablo
8-3-2011
JORGE ABBONDANZA
Mañana se abrirá en la galería “Hoy en el Arte” de Buenos Aires, una exposición de pintura de Linda Kohen. En esa sala de la porteña calle Juncal no terminarán las actividades de esta plástica entusiasta y casi uruguaya. Nacida en Milán en 1924, pero radicada en nuestro país desde 1939, Linda Kohen sigue luciendo una indomable capacidad de trabajo y un compromiso tenaz con su obra. Luego de la inauguración de este mes, anuncia para el 1º de abril otra muestra individual en el espacio The Americas Collection, de Miami, y para el 9 de ese mes una tercera exposición en la Dan Galería de San Pablo, para cerrar el ciclo con una cuarta muestra el 28 de abril en la Galería MVD del montevideano World Trade Center, en el Buceo. Para acompañar la selección que Linda ha efectuado con destino a la primera de esas exhibiciones, la curadora Sarah Guerra señala en el catálogo que “toda su obra revela la ascendencia en la pintura metafísica italiana, con la que la autora se identifica”, y luego agrega que “en un mundo a primera vista sosegado, poblado por objetos familiares pintados con una paleta de blancos, ocres y pardos, sobre una materia pictórica fluida y a menudo leve, la artista hurga en una realidad oculta de la cual los objetos darían indicios que su clarividencia puede iluminar… emergiendo de la búsqueda en los pliegues de la intimidad”.
Desde hace largo tiempo, el caso de Linda es el de una creadora con la mirada clavada sobre su ámbito doméstico, como si lo abarcara con una ojeada circular que se cierra en sí misma para transmitir la reserva emocional de su temática y su estilo, la discreción con que recorre esos espacios privados para que reflejen no solo un marco físico sino la presencia de las emociones con que la pintora los ha enriquecido a medida que la vida los despoblaba de seres queridos, pero los cargaba con los estados de ánimo que su producción artística trasluce paso a paso, igual que si efectuara la minuciosa exploración de un tiempo presente invadido de tantas maneras por la memoria familiar. Con una severidad que se transparenta en el lenguaje un poco aséptico con que pinta, la artista ingresa a una esfera testimonial velada por el pudor, para dejar constancia de su soledad en obras donde declara, por ejemplo, haber comido sola, haber viajado sola o haber dormido sola.
Es inevitable recordar un poco la narrativa de Pavese o el cine de Antonioni al examinar esa pintura cuya norma es el despojamiento, aunque también la estilización, donde los pequeños datos cotidianos (una valija lista, una mesa tendida, una cartera abandonada, un corredor vacío) son los componentes de un universo habitualmente cerrado a la mirada externa, que sin embargo se abre allí silenciosamente. Por suerte, su madurez actual convive con un impulso indeclinable para seguir trabajando y permitiendo que sus autorretratos se asomen en esas estampas caseras con la misma delicadeza que ella aplica en la vida para relacionarse con los demás. La hilera de cuatro exposiciones en un par de meses, además de ser un considerable desafío, permitirá que un público no solo uruguayo se detenga ante esas obras y comparta un disfrute que culminará en Montevideo.